domingo, 23 de noviembre de 2008

Libertad Humana


La libertad humana retiene la esencia de creer en un Dios que todo lo puede, en unirse tácita e idealistamente por toda la eternidad festejando un amor puro, sostener la dicha de gozar cruelmente de la preocupación paternal y de un amor imperecedero y saludable. Millones de seres materialistas en series sumamente sensuales conceptuando la identidad en un fino retazo de tela con un borde insostenible han nacido para alabar lagrimas de un ser superior que aborrece la raza paradisíacamente condescendista, donde la medicina y los misericordiosos focos artísticos archivan mentes encantadoras aplicando sarcásticamente la creatividad en poderes humanos innecesarios para lograr perfeccionar el proceder de un modo animal. Se coloca al sujeto, el hombre, en el centro de las importancias, intrínsecamente, la intercomunicación ha hecho de nosotros la autentica irresponsabilidad de los actos, el hombre se conoce por otro hombre, por su propia voluntad, jamás por el saber llegamos a “ser otro” como problema central de la vida, absolutamente soy yo el que escribo, no otro.
Idealizando con precedentes a Jean Paul Sartre

sábado, 15 de noviembre de 2008

Dios no es de este mundo


“…Creo en un Dios (ser superior al que nunca he visto, pero creo que existe), más no en la religión como tal…”

"La gente tiene necesidad de creer en algo que lo trasciende y que va mas allá, que es una forma de tratar de equilibrar los desastres del mundo", y creer "en algo, que al final hará justicia”, José Saramagro. Esta es la necesidad del hombre de creer en algo, de centrar las esperanzas perdidas de la humanidad en la existencia de un ser que todo lo puede, en un punto de vista humanista Dios es un límite intolerable y fatalista en un sentimiento de libertad humana y que el hombre engañado, ultrajado y agotado mantiene la dignidad de lucha convencido de una derrota segura, intimidado por ideologías remotas e ilusorias buscando la verdad en un pequeño espacio de luz en medio de la tenebrosa arbitrariedad. Contra la majestad, sacralidad que acompaña la aparición de la divinidad se afirma que Dios esta cansado, no tiene tiempo, esta devaluado, sometido a la critica y desconfianza al pasar por la mentalidad moderna. Es inverosímil tanto el hecho de crucificar a un puro instruido en materia religiosa, como creer en palabras vacías con sabor a Jesucristo, pensando increíblemente que puros o impuros terminaremos en una cruz mirando al suelo como su propio padre, creyendo firmemente que lo divino nace de lo virgen y lo virgen de la idiotez de algún profeta como incontables conceptos en hojas antiguas guardados en su interior el sentido inexacto del origen de la humanidad y el parámetro vital para la vida. La condición interna esencial que categoriza al hombre ocultando el fervor de su miedo en el alma es su “vida”, tanto en sus semejanzas a inversas diferencias con los seres de su misma especie. En general, el estado de su nacimiento y muerte es extraordinario incluso el sentimiento apreciativo en interacción del ego mediante la lucha por sostener su existencia es absolutamente preferente ante un Dios posiblemente innegable. La tendencia al desorden tal vez a la deficiencia biológicamente es la manifestación evidente de nuestra forma de vida, se singulariza ante el ecosistema de un conjunto de propiedades, características comunes y relativas a sistemas materiales. Ante la existencia concreta del hombre puede definirse con especificidad que los seres vivos son sistemas químicos, átomos de carbono e hidrogeno, átomos insignificativos actualmente en un aspecto absolutamente material, acentuando: Es así la naturaleza prosaica del hombre, interiorizada en sus más profundos secretos de origen. “Existencia creacionista” insinúa el sumiso concepto del hombre arrodillándose ante ser superior, su verdad ¿Será que el nombre de Dios esta puesto en el corazón del hombre? ¿Esta Dios usando su historia profeta para expandir su imperio fraternalista? Ó ¿La Biblia es entidad de farsas? Tal vez ni creemos en ella, en fin, ¿Existe un Dios? Existe un ser divino en esta tierra, pero no se si sea “Dios”. Malentendida o deducida, la doctrina comúnmente profesada en la enseñanza infantil remite hechos culminantes en el hombre, al desenvolverse cristianamente se dilucida el Reino de Dios como el sujeto principal en la época contemporánea, que la iglesia absoluta mansión de Dios es el deber católico de la repugnante vida que nos ha tocado vivir extendiéndolo por medio del amor fraternal y tolerante, al parecer la sinceridad esta en el creer más no en el aparentar, la escritura de la Biblia no procede en el mundo, emana si, hombres carnales influenciados y mal guiados por el Dios de este mundo y sus mayordomos, somos falsos apóstoles, obreros fraudulentos creyendo en ironías religiosas que disfrazan a un Cristo, al mismo Satanás como Ángel de luz. Las sagrada escritura no se explica por ella misma, la profecía preconcebida conquista corregir, aprobar y matar la interpretación privada del ser vivo limitando entendimientos en un tema de solo uno o dos versículos y hurtándolos fuera de contexto, el punto es que en particular ningún capitulo, versículo o libro es suficiente para capturar el perfecto significado de un tema, estas escrituras podrán ser lo más auténticas e indiscutibles posibles, pero no son únicas e imprescindibles. El mandato teológico pretende relacionarse con mandamientos de línea sobre línea, un poquito allí otro poquito allá, a la derecha y en seguida a la izquierda, en un sentido razonable el rompecabezas es inteligente advirtiendo su integración a medida de su unión coherente formando finalmente una imagen. “La vida vendrá bienaventurada entre vosotros si el reino de Jesucristo esta dentro de mi”, este personaje de nombre y cuerpo desnudo, atado y clavado como un ladrón, de pelo liso, de cara escuálida amarga, de sufrimiento agónico mostrando valor, condenado al cielo o al míserio despojo de la etapa que precede a esta basura, por lo menos así lo describen simbolizado en un par de maderas cruzadas, en él pretenden creer infinitos espectros, solo pretenden. Ese Dios según la filosofía católica al que rezamos rectísimo en definitiva se excedió de conciencia para no fingir que aun se creía cubierto de leyes divinas y humanas, que un minuto de remordimiento basta para redimir una vida entera de maldad o simple flaqueza, la contrariedad es que nos amparamos en nada, algo que no vemos por lo tanto literalmente inexistible despreocupándonos de una actual crisis moral conceptuando infructuosamente que un Dios nos va a salvar. Tiempos críticos, difíciles de manejar, hombres amadores de si mismos, amadores de dinero, desagradecidos, desleales, antinaturales, feroces, traiciones, testarudos, hinchados de orgullo, enamorados del placer, ante esto tenemos una devoción piadosa, la excusa para la mente, resultando falsos de poder moral y ético. El mundo de épocas arcaicas era cada vez más degenerada, comunidades constituían una constante censura para el mundo pagano ávido de placeres, una desastre natural los sepultó, hoy se vocifera un hecho análogo, pero queda seguro que el mundo acabará solo por acción del hombre, no de un ser supremo. En el pasado hubo un mundo que dejó de existir, los siervos de Dios promulgaron la muerte íntegro a la decrepitud moral de la sociedad, hoy la ciencia aclara que las especies son cíclicas, las civilizaciones desaparecen cada cierto tiempo. Generalmente en nuestra sociedad se ha dicho que Dios existe, las familias profesan su creencia, pero es solo un concepto de nuestra cultura adulterado con la preponderancia de los medios de comunicación bombardeados de tendencias con aroma a “INRI” pintados de principios, moral y ética. El hecho es que “no importa” si existe o no, al fin de un sueño es posible que despertemos siendo absurda esta percepción critica de un ser divino que si existiera o no, ya hubiera gozado asesinándome por dudar, en fin, ¿a quien le importa? Cada uno le pone color a su vida, su enfoque, no existe la certeza de un Dios por no haberlo visto, auscultado o palparlo, pero ¿para que preocuparnos en siquiera una vez comprobar que no existe? O ¿la insistencia de la iglesia de comprobar que Él existe? Por lo menos tendremos el dulce sabor de la duda, “la ciencia no ha comprobado la existencia de Dios” no puede encontrar a Dios ni mucho menos explorarlo. Si pudiera, Él ya no sería Dios o quien lo explora sería un dios. Pues bien, la ciencia misma no contradice la existencia de Dios, por el contrario parece que siempre apunta, en todos su eventos, hacia un “Ser Supremo” (no necesariamente como lo esboza la Biblia), es obvio como suelen dictar los patronatos académicos que el orden de los planetas, estrellas, galaxias, el universo, las especies, la flora, fauna, los elementos de la tierra, el agua, la naturaleza, que la raza humana conjugue sus pensamientos y funciones, que el organismo trabaje en orden, que los cinco sentidos consigan distinguir de forma ordenada la realidad en la que viven y que millones de millones de células trabajen ordenadamente para el perfecto funcionamiento del mismo, no sea pura casualidad, evidentemente existe un ser extraordinario pero la duda es como lo coloreamos hoy. Describir los pecados, fallos y milagros de los héroes bíblicos con toda franqueza para la fe acreditados por Dios con señales preservadas con relatos escritos y copiados con cuidado unidas con el propósito de vociferar: Cristo es la Revelación Suprema, y luego gritar la frase: “Prefiero equivocarme creyendo en un Dios que no existe, que equivocarme no creyendo en un Dios que existe”, creer en algo que no existe personalmente es estúpido, en realidad todo depende del conjunto de axiomas que se escojan. La idea de dios es simplemente un axioma más, algunas personas lo usan exclusivamente mientras que otras no lo usan en absoluto, lo que determina sistemas lógicos diferentes e incompatibles. Como lograr que varios sistemas que son propensos a fallas logren no cometer ningún error: estamos hablando de cerebros, y la manera es simplemente colaborando, sólo se necesita que cada elemento, cada mente humana tenga fallas diferentes, y sepan reconocer sus errores. Con un número suficientemente grande de elementos, se garantiza que cualquier falla que ocurra es corregida por los demás que no tuvieron ese error, tal vez, coexistimos equivocados, la religión no mantiene a nadie. Tiene que ser mantenida. No produce trigo ni maíz; no ara la tierra; no derriba bosques, es una mendiga perpetua, vive del trabajo de otros, y luego tiene la arrogancia de pretender que ayuda al que da, luchemos por nuestra dignidad, para que tal vez tengamos la esperanza que en algún momento de nuestra vida pudiéramos decir que somos excelentes sin involucrar credos y doctrinas escritas para que exista la necesidad del hombre, de creer en algo o alguien, tal vez exista un Dios pero no es de este mundo.

“Dios si existieses perdona mis pecados y mis palabras”

La ley del libre albedrío…