
“Me encanta esta vida, ligera sin problemas, introduciéndome a este mundo joven pero sin alcanzar el motivo inexplicable por el cual tenga que morir”
Nuestra vida es un caminante sediento, sentado, observando adversamente el océano, lidiando con su insuficiencia espiritual y física. El no mira atrás, donde se halla el lago más sublime y magnánimo del mundo. Esta es agua dulce. El tiempo se identifica con cambios importantes en el cuerpo, junto con progresos en la psicología y la carrera académica de una persona. La adolescencia en su transición de infante en adulto de cuerpo y mente proviene no solo de si mismo, sino se asocia a su entorno familiar, trascendentalmente es un fenómeno biológico, cultural y social, por lo tanto sus limites no se asocian solo a un parámetro físico, la acción anormal de la persona se intensifica al absorber ejemplos ostentosos o inmundicias. No digamos que basura es cualquiera.
El placer, la conformidad y la juventud nos introducen al tipo de vida que sin preferir coexistimos, en un sentido extremista la mezcla sublime para el cuerpo que descubre el mundo es fantástica, el fin justifica los medios, el descontrol en su cima y la excitación atesta de placer crean la noche perfecta, en un lugar perfecto, con la persona perfecta en ese instante y después la basura que recogemos toda la vida. Somos en conceptos relaciones entre drogas, el alcohol y la conducta sexual arriesgada, es una vida sin medida, una más que muere en el intento. Ignorar las relaciones entre sexo, drogas y alcohol es un error si se tiene en cuenta que muchos jóvenes creen que las drogas tienen un efecto positivo sobre el sexo, nuestro mundo ha sido garabateado a nuestro estilo, o tal vez al estilo de otro, el problema son los padres obsesionados que por dar lo necesario a sus hijos, al trabajar ambos, los niños son educados por abuelitas, tías, guarderías o personas de servicio, esto ocasiona sentimientos encontrados, que los orillan a la drogadicción, alcoholismo, problemas alimenticios, falta de autoestima, problemas escolares, búsqueda temprana de relaciones sexuales o lo peor el pesimismo del futuro. O tal vez ¿Somos clones?, vestimos como la artista de los sueños, ¿sueños mojados?, desayunamos lo ultimo que notamos en la tv, actuamos como el vecino idiota que se violó a sus tres hijas, mató a su esposa y ahora esta fumando hierba sosegado en su casa, ¿Sátiras? Y escuchamos otra vez los sarcasmos paternales de tu padre que te protesta en tu cara que no eres el hijo que quiso, ¡Egoísta! ¡Vago! ¡Trabaja carajo!, observas como le pegan a tu madre, la mujer que te dio la vida ¿Te suicidas?, matas a tu padre, terminas en un reclusorio infantil, en unos años te dejan libre, no tienes dinero, caes en la droga y mueres como muchos, sin pena ni gloria. ¿Y se quejan de la juventud? Olvídenlo, patrañas, el “divertinaje” efectivo es exquisito, ofusquemos comentarios y asentemos sexo pero cuidándonos, bebamos alcohol con nuestros amigos pero paulatinos, fumemos sabiendo que pronto tu doctor de dirá que tienes cáncer, pero pocos son los casos, indirectamente gocemos esta edad.
Tus voces y sus cuerpos se tropiezan en las calles con un solo sereno, el volver a apoderarse del derecho a estar vivo, las fuerzas del rebusque, el esfuerzo y las ganas nadie nos quita, somos el fruto que nació de sus mujeres, somos sagradas manos que edifican los que quieren, aunque la lluvia de infortunio tu corazón penetre. Somos el orgullo que con el trabajo alcanzas lo que quieres, somos el niño que trabaja tus juguetes, aunque una lluvia de palabras a tus oídos maree, amamos lo que mira y lo que no tiene miradas, miremos nuestra vida, las prostitutas se sienten, el señor del queso y su vial actea, el taxista del carro prestado, el pan viejo con su panadero que nació al otro lado, el electricista, el albañil, el mesonero, el cantante que sueña con ser escuchado. El beisbolista, la secretaria, la que tatuó heridas y la Señora que vende las sandalias. La esperanza que se engaña, el que le gusta ser engañado. La peluquera, el santero, el que cuida lo ajeno, el que quiere ser opositor y el que cree ser un revolucionario. Todos miraron su pasado, su juventud, son lo que pensaron.
Tengo 17 años, fumo un cigarrillo, ingiero alcohol, no tengo un padre y este no es un ensayo de autoayuda, perdieron.