viernes, 3 de octubre de 2008

Mar y Cielo


Donde Dios albergó su belleza y tristeza, y en sus manos derramó una gota y nació la dulzura de una paloma, surgieron los anhelados sueños diferentes de una creación.

Profundo y en su misteriosa fuente de luz se observa su inmensidad infinita. Aquella ventana que acoge el sol mañanero de su amanecer y el calor maravilloso que le regala, muere, renace "La falsedad que rompe la armonía interior", y este pensamiento de un alma sencilla que prolifera su desdicha, y cobija la mentira, lo observa. Las oscuridades no soportan claridades, la verdad no hace la libertad de esconder una miseria, de cómo corroe el alma y la entristece. Su mente con frecuencia caprichoso, irracional y egoísta, y en su perdón, individualista, y los falsos del procurar triunfar, ocasiona un problema. Sincero y transparente, no lo miran de él, los años inexpertos de una noche, destruirá lo que construyó, y su felicidad embargará la envidia, y su verdad no será verdad por mas que los años pasen y pasen, su mentira será su capital, su muerte el triunfo de su camino. Anda plácidamente entre el ruido y la prisa, recuerda que paz puede haber en el silencio, y en su orilla siéntate, y escuchará el aburrido e ignorante por qué de su vida, y su fuerza espiritual protege la desgracia repentina de su fantasía, o tal vez, fatiga y soledad. Aquel día acepta su naturaleza, la criatura del universo se defiende, pero no son árboles ni estrellas, es solo su verdad, su derecho, es la ruidosa confusión paz con su alma., con todas sus farsas, trabajos y sueños rotos, éste sigue siendo un mundo hermoso. Camino, Verdad y Vida, sacarsticamente.

Art of Art II


Entre las infinitas desolaciones amorosas del hombre, se manifiesta que uno no esta en casi ninguna parte. Sin embargo, al explicar el cosmo se confunde la dicha del amor o al contrario, a veces se piensa que amor y pena son lo mismo, renaciendo el odiado paradigma que se creía haber destruido en el pasado, especialmente en el barrio simbólico de la ciudad “Angel Gris”, y el figurado lugar augura el mitológico amor, que es también el lugar del desencuentro que un instante se pierde la dignidad honrada del corazón o tal vez del propio hombre. Y es que el amor se viene dilatando desde tiempos antiguos, los tiempos dorados que se dicen haber amado, hoy son casi siempre radiantes o malgastados, o es que este arte necesita la nostalgia. El artista por naturaleza es el mismo si posee un don, pero no puede ser él si no se ha perdido algo, y los afortunados poetas que aparecen como una compadrada de mercaderes millonarios en un mercado infinito, y que sus poemas de amor satisfacen el ansia de un pueblo depravado o tal vez enervado, es a partir de ese momento que los poetas fueron artistas porque perdieron o sufrieron en esta vida, siendo el amor el escape perfecto o la muerte segura de esta realidad, por ello se buscaba el desengaño, irónicamente todos somos poetas en búsqueda de un verso galán, sorprendiendo al mismo creador quedándose a mitad del camino y otros aun siguen corriendo. La recompensa del artista es ser amado, y cual reflejo insita a la triste imagen de un cantado vals melancólico al solo efecto de seducir por una noche de sexo o por un relámpago de muerte. OH! Es así como comienza un círculo vicioso, aunque hoy se enamora al gran paso globalizado, se deslumbra la sinceridad del corazón con el dinero, tergiversando la idea central de cómo nació el amor. Extorsionados, adinerados, bondadosos o inteligentes piensan los muchachos sin vocación artística, y es ahí donde el concepto aforista extrajo de estas realidades la conclusión modesta: si no fuera por el amor, nadie haría gran cosa, aunque las beligerantes mujeres objetan que estos pensamientos son absolutamente reservados a la conducta masculina y es que se creía que las mujeres hacían de ellas mismas un hecho artístico. Belleza y juventud, aclaran dos virtudes que tal vez son una sola estableciendo el orden de cualidades en un rapto de arbitrariedad moderna en cierto punto, y pretérita en su teoría dejando a muchedumbres de fachosos que polemizan su derecho al ser amado por su limpieza, trayectoria comercial o apellido ilustre. La inteligencia y bondad es retórica en un mundo globalizado que trae la tecnología como herramienta “estratégica” para el desarrollo, y es que ya no existe la moral dejándonos instruir erróneamente por un gran moustro que sutilmente destruye sentimientos y corazones, sin mencionar nuestra vida, y a pesar de ser espiritual o estúpida la idea el amor es una flor exótica cuyo hallazgo ocurre muy pocas veces. Si pusiéramos aquella flor exótica en una puerta y a otra a miles de niños hambrientos (simbólicamente somos nosotros), y que se conmueva una sola alma, tal vez solo una entre las mil tenga un corazón que se impresione por nosotros, y las distintas por la escalofriante y extraordinaria flor. La cuenta es sencilla: sin contar percepciones engañosas y desilusiones posteriores, la posibilidad de un amor correspondido es de una en un millón. No esta tan mal, después de todo, sabiendo que el sentimiento bondadoso es una herramienta para amar. La especulación de espíritus obtusos en conceptos arruinan falsas excusas, nuevas y arcaicas del hombre. Si es más noble para el corazón soportar las flechas y pedradas de la áspera fortuna o armarse contra un mar de adversidades y darles fin en el encuentro, estamos equivocados, el artista debe encontrar la mezcla exacta entre la razón y el instinto que releva lo natural y extraño del pensamiento humano, tal vez como un amor inmortal: “…Romeo y Julieta encontraron la mezcla ideal de los dioses del amor entre la penumbra y las lágrimas, apreciando las sonrisas del alma…”, la plenitud de un largo trajín que pintamos y aceptamos son las lagrimas que muestran el sin sabor del engaño y el dolor, y no existen escrituras de cómo amar verdaderamente, y es que si existe ese amor verdadero, el problema es que nosotros no aprendemos amar, hundiendo la entraña oscura del arte en un océano, y nos coronamos de victoria mostrando nuestras armas abolladas como hidalgos, y gritamos llorando: “He aquí lo que son las cosas” cuando el criado se porta con su amo como un perro y el espejo refleja la tumba y los corazones al compás del canto de batalla da saltos por su amor e inútilmente nos enseñan que para el amor no hay reglas y coexiste una guerra.

Como Romeo, como la razón de muchos escritos vacíos, podría decir y todo emocionado podrá el cuerpo descansar, quieto, muerto y al morirse en la alta confianza de que este vivir mío no era sólo mí vivir, que era nuestro engaño lo que no nos deja vivir, y el mundo con falsas profecías, cartas, sueños, sentimientos enfrentan un odio mortal. Amar y el ser amado desliza y delira en nuestra mente, y el solo creador podrá salvarnos después de muertos.

“…El universo es una perversa inmensidad hecha de ausencia, y la ausencia del universo en mis ojos descubre el amor por el arte…”

Coexistiendo en mis palabras…

Art of Art


Estupida la creencia de un amor real en un mundo imaginario, o un amor idealista en un mundo objetivo, se ha hecho tan difícil poder sentir ese sentimiento tan especial en nuestros corazones pero tan fácil decirlo, y la vaga encendida chispa que ilusamente debemos mantener viva en lo profundo de nuestro ser se trasforma en un paradigma juvenil extenso y extenso es el lugar para calentar el frió mundo de nuestro mundo y de ese amor sagazmente fútil.
Un amor, como el ser humano es invisible, y el ser tan frió aparentando calor le damos aire de fallecer a la persona que amamos o que posiblemente que no amamos, cambiando conceptos personales y despojando su propio yo, aparentando aceptar defectos y virtudes, absorbiendo el tiempo como su sangre hasta por fin dejarla tirada en el fondo de nuestro orgullo y acrecentando la terrible esencia de nuestro yo, es obvio, ese amor no podemos ni tocarlo, y tal vez ni sentirlo, pero necesita aire, alimento y agua como nosotros para seguir existiendo.
¡Amar...es un arte!, que lindo pareciera admirar los humanos al increíble autor de aquella frase, obvio, él pensó que idealmente se puede crear o se puede componer los sentimientos de cada uno de los corazones de cada ser increíble y divinamente creado, pero que desilusión se llevó o tal vez murió, como muchos amores, enfermizos y alegres, los alegres pudieron consolar lo brillante del sol al reflejar el continente ártico de nuestro cuerpo fabricando así la tormenta como en cada lugar de este repugnante lugar, es misterioso e increíble pero la humanidad lo trasformó.
El arte de cantar, bailar de llorar y reír, es un arte falso y verdadero, como la tierra, como el humano en su angelical y diabólico pensamiento, aquel que damos agua en su sed, cuando lo dejamos salir de nosotros, ese océano de lagrimas que nos llena y lo dejamos fluir hacia ese ser que amamos o tal vez que deseamos matar. La naturaleza del amor se hace parecer tanto a lo real y que añoramos el amor de turno, la enamorada o el esposo, es que será que somos tan extraños que inundamos la mezcla exquisita de alegría con todas esas vibraciones positivas y con nuestras tristezas, amarguras, arrepentimientos, que ligeramente pudren nuestro sincero y cordial cariño, y es que “ no podemos separarnos de nuestro alimento”, y el fantástico concepto decía alguna vez “ hay momentos para todo”, recuerda que nacimos para tener problemas y para sufrir, de acuerdo a la teoría religiosa (escrita por algún profeta que singularmente sintió amor pero no enloqueció) por la culpa de nuestro padres de la antiquísima época mundial, y seguramente aparentaron para no ser castigados, es decir, ni se amaron.
Y ahí viene el falso secreto del amor verdadero, y del que “no importa cual sea el tipo de amor”, ni “quien amamos”, es estupido creer que somos feliz tratando de hacer feliz a otros, y la naturaleza de nuestra espada es esa, pero será que el hombre es demasiado humano para sentir aquello, a pesar que somos artistas engañando y engañándonos, y sobrellevando el ideal marcado del ser artistas de nuestro interior, el escenario para la hipócrita actuación parecido al matrimonio de los tantos miles y miles que se logran realizar en el mundo, esta sobre el papel que obteniendo ese pequeño grano de arena del desierto será lo máximo que podríamos lograr en nuestra vida, pero solo sobre el papel.

¡Eso es el arte de amar!, que contribuye a las cenizas de la cumbre mundial del amor, y ese arte es el arte humano, el arte de matar y matarse…

Diminutamente ideal…