
Yo sé mucho de ojos, he visto millones de ojos; pero ninguno se compara a los ojos claros de Clara (valga la redundancia). Sus pupilas acarician tiernamente lo que juegan a mirar, como para no incomodar al universo con tanta hermosura. Detrás de la piel, Clara cultiva jardines secretos, flores que muchos nombran, pocos olvidan y cero conocen. Ella se echa a correr para espantar al otoño y la primavera le levanta la pollera, y de un sueño innombrable nacen tormentas; oculta en su propio silencio se pregunta que dios malvado le dio tanta curiosidad, apenas quince noviembres y la vida quiso asaltar su vida, Clara la atrapó entre sus pestañas, se hizo diminuta para flotar por sus venas, se fue olvidando de su nombre, se extrañó, se llamó, se ignoró, lloró y en ese llanto dejó ir la vida, la intrusa caía vencida por sus mejillas.
Anoche tropezamos con nuestros tropiezos, hicimos el amor y también el humor, y yo dejé este poema bajo su almohada:
EL SECRETO DE LA PRIMAVERA
Tu cuerpo inmenso, es interminable.
Ni en mil noches aprendería la luna
a iluminarte sin sentir
la vergüenza de conocer menos estrellas
que las que duermen en tu cintura.
Hoy quiero besar los besos que me diste,
para seguirte besando.
Hoy, como todos los lunes, nos divorciamos
para cazarnos casándonos un miércoles cualquiera.
Me acabo de enterar a donde va la primavera
todos los veintiuno de diciembre,
va a descansar un año debajo
de tus sábanas.
Por eso voy a trabajar lleno de flores,
cubierto de bosques que caminan,
de selvas que suspiran,
de tu primavera
desencordada.
Ángel Rodríguez
Anoche tropezamos con nuestros tropiezos, hicimos el amor y también el humor, y yo dejé este poema bajo su almohada:
EL SECRETO DE LA PRIMAVERA
Tu cuerpo inmenso, es interminable.
Ni en mil noches aprendería la luna
a iluminarte sin sentir
la vergüenza de conocer menos estrellas
que las que duermen en tu cintura.
Hoy quiero besar los besos que me diste,
para seguirte besando.
Hoy, como todos los lunes, nos divorciamos
para cazarnos casándonos un miércoles cualquiera.
Me acabo de enterar a donde va la primavera
todos los veintiuno de diciembre,
va a descansar un año debajo
de tus sábanas.
Por eso voy a trabajar lleno de flores,
cubierto de bosques que caminan,
de selvas que suspiran,
de tu primavera
desencordada.
Ángel Rodríguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario